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La pregunta más difícil
Desde que la persona es persona necesita los objetivos como el comer, se alimenta de ellos para avanzar, pero quizás la pregunta más difícil de responder para ella es : ¿qué es lo que realmente quiero?
La verdadera razón por la que no sabemos responder a la pregunta es porque no sabemos responder a más que una pregunta, a una de nuestras dudas existenciales: ¿quién soy?
La vida tiene razones que ni la misma mente puede llegar a entender, el cerebro cognitivo de la persona (dónde la razón está empadronada en nuestro cuerpo) sabe que la persona es fruto de sus experiencias, pensamientos, cultura, educación... aunque no consigue situarse en planos que van más allá de lo que ya conoce y se hace fuerte con todas sus creencias para protegernos ante cualquier incertidumbre que no pueda comprender desde lo que ya sabe.
En la jerga económica con productos de riesgo se dice que “rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras” y trasladando este enfoque a lo que realmente queremos en la vida (también es producto de riesgo) le brinda a la persona una enorme posibilidad de ir más allá de lo que su mente/razón le está queriendo decir, ya que esta puede ser la mejor de las guías en cuanto a experiencia pasada y protegernos , pero la partida de HOY aún está por jugar y ¡no podemos seguir jugando con las mismas reglas siempre!
En terrenos emocionales, a través de nuestro cerebro límbico, huimos o nos sentimos muchas veces atrapados en ellas de manera instintiva, aparecen sin pedir permiso, sin darnos cuenta, mostrándonos la mayoría de veces incapaces para descifrar sus valiosos mensajes por no ser inteligentes emocionales...
En ese mar de agitaciones diarias, en medio de unas olas que van y vienen (creencias, pensamientos, comentarios de personas cercanas, emociones...) , están sobreviviendo muchísimas personas, que no han tenido oportunidad o de tenerla tienen miedo a hacerse esa pregunta tan difícil, ¿qué es lo que realmente quiero?.
Estas personas se identifican tanto con una vida que aún no saben si es la suya, a cambio de sucedáneos de seguridad y se creen que son sus propios pensamientos, emociones o creencias, cuando son sólo una parte de ellos.
Sobreviven con una mirada apagada, ya que dentro de ellos saben que no se están aceptando, están nadando con un bañador que no les gusta, no están surfeando la tabla adecuada para ellos o incluso sienten que ese no es su mar.
Si les preguntásemos a todos los habitantes del planeta si quieres vivir, está claro que prácticamente todos contestarían que sí, pero si a esos mismos les preguntásemos de nuevo ¿para qué quieres vivir?, aquí todo sería distinto y la respuesta en el mejor de los casos vendría precedida de una profunda pausa.
Esa conexión con nosotros mismos, con lo que realmento somos, cuando estamos sobreviviendo dentro de un mar bravo, lleno de olas que nos arrastran, no está en los niveles superficiales de la razón o la emoción, hemos de atrevernos a bajar a capas más profundas, de intuición, de sentimiento, de amor, niveles que nos den respuestas donde de verdad nos sintamos plenos y en el mismo centro de nuestras propias vidas.
Desde aquí el bravo mar, se vuelve calma, las olas no te arrastran si no te envuelven y empiezas a disfrutar de ellas con una sensación única, desde aquí la vida se ve de otra manera, tu equilibrio y serenidad te dan paz, tus decisiones se basan y alinean con la persona que en realidad eres, son tomadas desde tu centro sin ruidos externos por muy cercanos que sean ni internos, fruto de todo tu pasado, eres tú y tu presente.
Los objetivos van y vienen a lo largo del tiempo y son una necesaria excusa para ir a más, en realidad vivimos con sentido para ello, pero nuestro potencial es infinito y está continuamente esperándo con los brazos abiertos a desarrollarse.
¿Cómo sería tu vida si afrontaras lo que quieres desde estos niveles más profundos? ¿Cómo te sentirías?
¿Qué estas dispuest@ a sacrificar para ser tú?
https://www.youtube.com/watch?v=IhTOKqwXgzQ ( Bebe "Ella" , Pa fuera telarañas 2004 )