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Emociones compañeras de viaje

10 Abril 2022

Son “de toda la vida”, llevan con el ser humano desde sus inicios, acompañando a su cuerpo, mente y corazón incluso a la vez, y en la mayoría de ocasiones huimos de ellas o pretendemos con gran osadía controlarlas…

En un mundo globalizado que nos somete a constante información del exterior, cada una de las emociones nos aportan siempre una información muy valiosa. Aparecen de repente y nos descolocan ya que antes incluso que lleguemos a lograr entender qué las produce, de donde vienen o cómo nos afectan, se manifiestan a la vez con toda su química y fuerza en el cuerpo, en nuestros sentimientos.

Desde nuestra faceta tendencia juez-cuñado (siento que cada vez más extendida), nos atrevemos a etiquetarlas como buenas o malas, si nos producen por ejemplo alegría o rabia, sin ni siquiera pararnos a descifrar qué mensaje nos quieren traer, qué necesitan de nosotros o cómo podemos gestionarlas, ¡no controlarlas! 

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Por suerte, las emociones son totalmente autónomas e independientes de la mayor de las controladoras, esa que intenta tener bajo su mando todo y más, nuestra querida mente. 

Nuestros contextos y sobre todo experiencias vividas como negativas del pasado influyen en cómo respondemos física y emocionalmente en el presente, aquí es importante resaltar que las emociones son pasajeras, por lo que hemos de canalizar esa temporalidad a nuestro favor, cuando nos las ignoremos o las reprimamos/cortemos volverán a reclamar nuestra atención. 

 Es precisamente aquí, en esa gestión de las emociones donde unas personas se distinguen de otras, muy por encima de la gestión del conocimiento.

Numerosos estudios acreditan que para cualquier ocupación el impacto del coeficiente emocional respecto al intelectual está en más del 60%, si nos lo llevamos a puestos de liderazgo sería más del 85%... ¿estos porcentajes cuanto se ajustan a las ocupaciones o líderes actuales?

Ante los avisos emocionales hemos de pararnos, identificar exactamente cual es el mensaje, y en lugar de huir o disfrazarlo al entorno, hay que actuar acorde a lo que sentimos.

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Si nos encontramos muy atrapados por la emoción, hemos de cambiar de alguna manera nuestra energía (cambio de posición corporal, respirar, pasear, escribir, compartir con amig@ de confianza o dejar para otro momento más adecuado nuestra actuación) para finalmente mover ficha y actuar con su mensaje coherentemente a lo que sentimos (no la ignoremos ya que nos lo recordará antes o después)

El autoconocimiento y la autogestión emocional individual y también de equipos son  bases clave para un crecimiento real, de manera evolutiva, son el auténtico motor hacia cualquier propósito, la fuerza que hace que las personas progresen hacia lo que quieren y sienten con actitud, perseverancia y adaptabilidad.

Seguimos siendo participes a diario de las mayores fábricas de creencias limitantes respecto a lo que somos: casa, colegios, universidades, trabajos…

Todo está montado en base a adquirir unos conocimientos y conseguir unos resultados, somos “buenos” cuanto más sepamos y más logremos. Si no lo alcanzamos, ya no valemos, somos “malos”, tenemos peor comportamiento, notas, coeficiente intelectual, ventas, etc.  que otros ¡y nos acabamos creyendo inferiores! 

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Cuando la vida te trae razones que ni la misma lógica llega a comprender(si o si pasa) todo este sistema se derrite como helado de verano, y entonces…¿de qué sirve ser el mejor si no sabes autogestionarte?

La principal fortaleza no está fuera, está dentro de nosotros, somos la fuente de sabiduría para relacionarnos con nuestro bienestar interior, y desde ahí relacionarnos externamente siendo nosotros mismos, sin capas ni disfraces.

Si somos conscientes y nos responsabilizamos de ello, benditas compañeras de viaje las emociones…

Y tú, ¿cómo gestionas tus emociones?

https://youtu.be/YXnjy5YlDwk ("Vivir la vida" Oficial Video Marc Anthony 2013)

 

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