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¿Ranking motivacional o latigacional?

¿Ranking motivacional o latigacional?

Reflexionando por escrito al respecto de nuestra UNICIDAD como personas, nos encontramos desde hace mucho tiempo con maneras de relacionarnos y mecanismos que no van muy alineados con hacer valer nuestras auténticas fortalezas.

Todos y cada uno de nosotros somos únicos no sólo por nuestra superficialidad, también los somos por nuestra manera de SER.

Cuando nos comparamos con pareja, amigos, compañeros de trabajo, personas a las que idolatramos, no sólo nos negamos a nosotros mismos, haciendo flaco favor a lo que somos, sino que realmente se lo hacemos a todo lo que podemos llegar a ser.

Por más que lo deseemos nunca nos llegaremos a convertir ni en la persona que más amamos, ni en nuestro mejor amigo, ni compañero de trabajo que más produce ni tampoco en quién admiras.

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Tenemos que ser CONSCIENTES de no hay 2 iguales y que todos y cada uno de nosotros tenemos valía que nos distingue de los demás.

Es aquí donde debemos profundizar, tenemos que mirar en nuestro interior y descubrir qué es lo que nos hace únicos.

Él y sólo él, nuestro POTENCIAL puede sacar a relucir nuestra mejor versión y subrayo NUESTRA por que sólo nos pertenece a cada uno de nosotros.

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No significa dar de lado las cualidades de las personas de nuestro entorno, sino que explotemos las que ya tenemos nosotros, esas que nos distinguen.

Lo podemos ejemplificar en los contextos laborales de gran parte de las grandes empresas, donde conviven diariamente el cortoplacismo, buena base de venta agresiva para la consecución de unos resultados… ¿sostenibles en el tiempo?

Bajo el paraguas de un mensaje lanzado de arriba hacia abajo y estandarizado (es decir, que lo mismo vale para un empleado u otro, o para cualquiera de los clientes) se crean estrategias de negocio sin más dirección que ingresar dinero en la cuenta de resultados pero, ¿cuál es el propósito de la empresa?

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Da igual como sea el empleado o el cliente, la empresa tiene que vender si o si, el fin justifica los medios, el resultado está por encima de todo y lo que es peor, de todos.

Todo esto perfectamente plasmado en rankings de ventas, de análisis de resultados, por puntos de ventas incluso ¡nominativo por empleado!... y una manera de relacionarse basada en ello.

Traducido: eres mejor oficina/tienda o mejor profesional en función a tu volumen de ventas en comparación con otros…PELIGRO, te puedes llegar a identificar con un resultado y tú ERES mucho más que tus resultados.

El cortoplacismo es síntoma de no tener un verdadero propósito, y esos mecanismos disfrazados como motivacionales son en realidad látigos de una cultura del miedo empuñados para la consecución de unos resultados HOY que mañana no te aportarán, ya que partes de cero y hay que seguir produciendo…

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Un verdadero propósito muestra un comportamiento coherente desde el principio, dónde todos sentimos y aportamos con nuestros verdaderos talentos para un mismo fin, es una comunicación natural y transparente en cuanto a información, con mirada a largo plazo donde si bien es cierto que se necesita parámetros para medir la evolución, la serenidad y el equilibrio imperan, actitudes alineadas con el sentimiento de pertenecer a ese propósito, generando confianza y compromiso naturales, que sin duda traerán resultados sostenibles en el tiempo.

Luchemos por transformar las culturas prehistóricas de ordeno y mando, luchemos por transformar desde la mediocre imposición- ejecución hacia la participación y crecimiento de todos, luchemos por encontrar un verdadero propósito, luchemos por creer en él, por ponernos todos en la ecuación y luchemos por crearlo y compartirlo.

A partir de ahí todo empieza a tener sentido…

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